martes, 19 de abril de 2016

Asociación Letras Feministas

Letras Feministas es un colectivo mixto que lucha por la igualdad de la mujer en la sociedad y muy especialmente en la universidad. Esta asociación surgió hace tres años en la facultad de Historia y Geografía de la Universidad Complutense de Madrid y poco a poco ha ido creciendo y ampliando sus ámbitos de actuación gracias a las asambleas que realizan abiertas a todos los estudiantes.


Letras Feministas en acción
El proyecto comenzó como respuesta a la necesidad de un espacio en el que debatir sobre cuestiones feministas dentro de la universidad, un ámbito históricamente masculino donde a día de hoy sigue sin darse una igualdad efectiva.Además de promover actos propios, Letras Feministas organiza de forma colectiva con otras facultades mediante el Bloque Feminista Estudiantil, por ejemplo con el conocido grupo Brujas Feministas.

Sus actividades se basan en llevar a cabo protestas pacíficas dirigidas, entre otras cosas, a recordar a las víctimas de la violencia machista, a cuestionar la presencia de la iglesia católica dentro de una universidad teóricamente laica, así como a visibilizar el papel de la mujer dentro de las tareas consideradas socialmente masculinas. 

Desde Fotogénic-as hablamos con una de las representantes de Letras Feministas, María Page, estudiante de periodismo, para tratar cuestiones en torno al feminismo en la sociedad en general y en los medios de comunicación en particular. Forma parte de la iniciativa desde que comenzó sus estudios, aunque su compromiso con el feminismo viene de mucho antes. María es joven, crítica y reivindicativa, y tiene energía y ganas para cambiar, si no el mundo, sí el entorno que le rodea.
 
María Page, representante de Letras Feministas
Opina abiertamente que la universidad es un espacio machista. Lo hace basándose en estadísticas y datos, así como en su propia experiencia. "Simplemente hay que pensar cuántos rectores de universidad en España son mujeres... Y me apuesto lo que quieras a que cualquier universidad de nuestro país tiene más profesores que profesoras", dice con seguridad.

Si hace un balance general, no considera que la facultad genere una gran cantidad de periodistas machistas, pero tampoco los elimina por completo. "Asignaturas como Comunicación y Género, que bajo mi punto de vista deberían ser obligatorias y no optativas, significan que ha habido un cambio hacia una comunicación inclusiva", comenta aludiendo a la evolución que ha sufrido la Facultad en las últimas décadas. 

Respecto al ámbito del periodismo no tiene dudas al afirmar que no existe la igualdad: desde los docentes que imparten las asignaturas hasta los empresarios que contratan a los profesionales; el mundo del periodismo está plagado de machismos"Decir que el periodismo es machista no quiere decir que todos los trabajadores sean hombres o que haya una exclusión total de las mujeres en este campo", aclara. 

Considera que el periodismo ha sido machista de forma histórica y lo sigue siendo a día de hoy debido al problema que tiene para incluir a la mujer en el mundo laboral. Esto se refleja en la cantidad de mujeres periodistas que ocupan un puesto en los medios de comunicación frente a las que hay en las facultades. Mientras que en las aulas se observa una mayor cantidad de mujeres, la presencia del género femenino brilla por su ausencia en los puestos de responsabilidad, ya que se ven relegadas a un segundo plano por los hombres.

"La mujer dentro del periodismo se está viendo como un elemento de cara al público. Tú pones un cebo en la televisión, que es donde más aparecen las mujeres, para que la audiencia vea un cuerpo, una sonrisa, una cara bonita; y que a parte sea una buena periodista. Pero si vas a una radio el número de locutoras es mucho menor, y en la prensa escrita el número de redactoras, de 'soldados rasos', no es equiparable con el de hombres", relata María con la destreza de una futura comunicadora.

"Poco a poco esta balanza se tiene que ir igualando en los medios de comunicación. ¿Por qué no ha ocurrido hasta ahora? Porque el periodismo no es más que un reflejo de la sociedad, y no existe una igualdad real", sentencia.

María Page, representante de Letras Feministas
Llegados a este punto, se centra en el uso del lenguaje y comenta el conocido debate acerca del desdoblamiento. "Existe un fuerte machismo dentro del lenguaje, es cierto que no es un tema primordial para cambiar las cosas, pero ¿por qué no hacerlo? El lenguaje avanza conforme lo hace la sociedad y el objetivo es crear una forma de hablar para todos y para todas".

No sólo es partidaria de este lenguaje inclusivo sino que además lo pone en práctica en su día a día con una naturalidad sorprendente. "Me parece que todos los cambios que busquen la igualdad de género son positivos. A mí no me cuesta nada, he vivido un proceso de aprendizaje para hablar de esta forma y ahora me parece normal".

Explica que al igual que la sociedad, el machismo también ha sabido evolucionar, volviéndose más discreto y sutil. "El machismo ya no puede decir que el lugar de la mujer está en la cocina; es un movimiento inteligente que ha sabido adaptarse a los tiempos: ahora tenemos las diferencias de salarios, los porcentajes de contrataciones de hombres frente a mujeres, el número de puestos de responsabilidad ocupados por mujeres, etcétera son solo algunos ejemplos".

En este sentido, María se detiene en los micromachismos: pequeñas acciones que discriminan al género femenino pero pasan desapercibidas debido a la arraigada mentalidad patriarcal de nuestra sociedad, tal como explica María. "Son gestos que no debemos permitir; hay que saber detectarlos y frenarlos porque es la única forma de lograr una igualdad real".

La labor que realizan día a día agrupaciones como Letras Feministas y personas como María en concreto, suponen una gran ayuda para el feminismo. Encontrar mujeres y hombres en la universidad que reivindiquen la igualdad con ese aplomo y dedicación es todo un ejemplo a seguir por el resto de la sociedad. Letras Feministas es sinónimo de inconformismo, de fuerza y de evolución. Las semillas que plantan hoy serán los frutos de mañana: ojalá pronto la sociedad sea realmente un espacio libre de discriminaciones. 

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