miércoles, 27 de abril de 2016

Mujeres en Medio(s): Entrevista a Asunción Bernárdez Rodal

Los medios de comunicación constituyen un escenario en el que tradicionalmente han destacado los hombres. Con el paso del tiempo, las mujeres se han ido abriendo paso, reivindicando su lugar en el mundo de la comunicación. Sin embargo, a día de hoy siguen existiendo las diferencias entre géneros.

Sobre esta cuestión, Asunción Bernárdez Rodal tiene mucho que aportar y aclarar. Se trata de la directora del Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense, que además imparte clase de Comunicación y Género, Semiótica de los Medios de Masas y Teoría de la Información en la Facultad de Ciencias de la Información. En el año 2015 presentó su libro «Mujeres en Medio(s): propuestas para analizar la comunicación masiva con perspectivas de género», en el que teoriza acerca del papel y la evolución de la mujer en los medios de comunicación.

Asunción Bernárdez, autora del libro Mujeres en Medio(s)

¿Cómo están ahora mismo vistas las mujeres en el mundo de la comunicación? ¿Es justa la visión que se tiene de las periodistas?

Yo creo que las mujeres en el periodismo todavía tienen que pagar un canon extra en relación a cómo van vestidas o como dan ante la cámara. En general, a las mujeres en los medios se les sigue midiendo por el físico que dan en la cámara. La edad media de las mujeres presentadoras es bastante más baja y es más difícil para una mujer estar muchos años en los medios por esa exigencia.

¿Es mayor la exigencia en ámbitos como, por ejemplo, el deporte?

La verdad que, como es un ámbito masculinizado, no lo conozco. El mundo de los deportes y la representación del deporte es muy masculino. La mayoría de las noticias son de deportistas varones y los periodistas suelen ser hombres. Creo que es una cosa simbólica que haya alguna mujer en ese sentido.

Según los datos de la APM (Asociación de Prensa de Madrid), las mujeres tienen cada vez más presencia en los medios de comunicación pero no consiguen ocupar cargos altos en ellos. ¿A qué se debe esto?

No solamente en los medios. Pasa en todo tipo de empresas. Se suelen llevar estructuras jerárquicas y los puestos de decisión están reservados para los hombres. Ahora mismo estamos en un momento de pereza social. Muchas veces son dinámicas conscientes y otras inconscientes. Por ejemplo, si una mujer va a ser madre, se tiende a librarla de crecer en el plano profesional. Muchas veces son cosas inconscientes. No existe la naturalidad de pensar en una mujer. También es verdad que las mujeres mostramos todavía cierta inseguridad porque hemos aprendido a pensar que el poder en el trabajo es una cosa masculina.

Queda, evidentemente, mucho camino por recorrer pero… ¿se ha avanzado en algo en este sentido?

La situación ha ido cambiando pero no todo lo deprisa que debería. Hace poco la comunidad europea nos ha avisado que estamos en niveles muy bajos de representación de mujeres en Congresos de Grandes Empresas. En Alemania están incorporando leyes para ir caminando hacia ello y en España queda camino por recorrer.

¿Hay alguna clave para conseguir esa igualdad?

Yo creo que los poderes públicos deben intentar actuar lo antes posible. Esto que la gente llama cuotas de representación, cuando no se producen naturalmente, se debería intervenir y eso debería haberse equilibrado. Sí que es verdad que en segundos puestos encontramos mujeres.

¿Se sigue pensando que la mujer no está capacitada para dirigir o para tener más responsabilidad que el hombre?

La verdad que es un momento contradictorio porque ya sabemos que las mujeres consiguen grandes resultados en los estudios, en las oposiciones y yo creo que nadie nos diría abiertamente que los hombres tienen más capacidad que las mujeres. Depende de muchos factores pero en empresas donde media el dinero, el acceso es más difícil para las mujeres.

¿Ha sentido alguna vez discriminación en el ámbito del periodismo por algún aspecto determinado? Hablaba antes de que las mujeres tenían que tener una imagen para estar en pantalla…

Esa, por ejemplo, es una forma de presión de las mujeres. Los cánones de belleza cuestan un tiempo y un trabajo. Si pensamos cuanto tiempo tenemos que utilizar las mujeres y los hombres en ese sentido tenemos nosotras que invertir mucho más. Y al final eso te quita tiempo de tu ocio y de tu vida.

Asunción Bernárdez durante la entrevista para Fotogenic-as
Pasamos a profundizar un poco más en su libro, Mujeres en Medio(s). ¿Cómo explica el nombre de su libro?

La verdad es que es casi una broma. Los temas de mujeres siempre parecen estar en medio, molestando porque son temas que cuestan integrar en los planes de estudio. Hace referencia a como estamos en el medio dentro de los medios como una cosita un poco que no se acaba de integrar del todo.

¿Qué es lo que le lleva a escribir este libro?

El libro está dedicado básicamente a mis estudiantes porque durante unos años di una asignatura que se llamaba Mujeres en Medios de Comunicación antes de la que existe ahora de Comunicación y Género. Y la verdad que cuando hacemos estudios de estos temas nos encontramos como con un problema: que vamos a trabajar con una cuestión que nos preocupa mucho.  Nos preocupa ser mujeres u hombres porque hemos aprendido a ser diferentes. Pero no lo hemos aprendido de una manera neutra sino que lo hemos hecho con una serie de rutinas comunicativas. Desde pequeños, aprendemos a ser hombres o mujeres. Estudiar género es posicionarnos ahí, el distanciarnos de ser masculino o femenino. Tenemos que pensar en las claves de género de una manera distinta porque tenemos que analizar las cosas de manera objetiva. Este libro responde a como se construye lo femenino y lo masculino a través de los medios.

Habla de que lo masculino y lo femenino siempre se construye de forma contrapuesto. ¿Cómo se puede acabar con esto? Es decir, que no se piense en hombres o en mujeres sino en personas.

Primero reflexionando y luego actuando. La clave de la teoría feminista es acabar con la construcción de los géneros. Yo creo que tenemos que educar a los niños y a las niñas de una manera igualitaria. Que no se nos diga que hay que vestir de rosa o que jugar al fútbol es de chicos. Lo importante es la base.

Pasando por otra de las etapas que nos deja su libro: La publicidad. No es estrictamente un medio de comunicación pero lo cierto es que su presencia en ellos es bastante abundante… ¿Hasta qué punto hay sexismo en este ámbito?

Yo creo que muchas veces echamos mucha culpa a la publicidad como sistema que refuerza las diferencias pero es solo un elemento más. Para mí es más grave que esto se produzca en el sistema informativo. Pensamos que en los telediarios se nos dan una idea que parece la realidad y no es así aunque nos la creemos porque la consideramos ciertas. La publicidad, sin embargo sabemos que es mentira, es decir, que por echarte un tipo de desodorante no vas a conseguir tener a todas las mujeres a tu alcance.

Ha dicho una cosa antes que es que los niños deberían ser educados en igualdad, sin estereotipos. Lo cierto es que en la Universidad Complutense, por ejemplo, hay jornadas a favor de la igualdad y eventos de esta índole. ¿Cree que las nuevas generaciones tienen más conciencia en este sentido?

Cuando yo fui estudiante, a principios de los 80, no se me habló de estudios de género. Ahora, yo pienso que es más fácil que la gente se encuentre con estos debates. Yo creo que en España, el debate ha cambiado muchísimo. Pero el problema es que seguimos dejando las cosas a casualidad. Por ejemplo, en la facultad de Ciencias de la Información, solo los periodistas tienen posibilidad de cursar una asignatura relacionada con el género.

Otro de los puntos de debate que se está dando en los medios impresos es el desdoblamiento de los géneros. ¿Es necesario utilizar el nosotros y nosotras y hacer referencia a los dos géneros cuando nos dirijamos a un grupo amplio?

Yo creo que hay que desdoblar. Lo que primero hace el lenguaje es nombrar. Si la realidad no se nombra, no existe. Si no hablo de algo, no existe. Lo que pasa es que hay mucha presión por la RAE, que dice que el masculino que vale para todo. Bueno, pues eso es una verdad a medias. Sobre todo, ponen normas que ellos no cumplen. Por ejemplo, la Real Academia pone una norma para colocar el abecedario que es ABCD… pero a la hora de definir, las palabras se enuncian diciendo niño/a, abuelo/a… Entonces te preguntas, ¿por qué va el femenino detrás siempre? La respuesta es el sistema patriarcal que va implícito en el lenguaje. Se supone que lo masculino debe preceder a lo masculino. Lo principal en la lengua es nombrar y que nos nombren.

Pese a todo, hay gente que dice que suficientes cosas hay para preocuparse como para hacerlo de estas…

Lo que es curioso es la irritación que produce. La gente suele decir que le da igual pero si tu vas a un grupo con 5 chicas y 4 chicos y les tratas con el femenino, la gente se ofende.
Asunción Bernérdez firmando un ejemplar de su libro

martes, 19 de abril de 2016

Asociación Letras Feministas

Letras Feministas es un colectivo mixto que lucha por la igualdad de la mujer en la sociedad y muy especialmente en la universidad. Esta asociación surgió hace tres años en la facultad de Historia y Geografía de la Universidad Complutense de Madrid y poco a poco ha ido creciendo y ampliando sus ámbitos de actuación gracias a las asambleas que realizan abiertas a todos los estudiantes.


Letras Feministas en acción
El proyecto comenzó como respuesta a la necesidad de un espacio en el que debatir sobre cuestiones feministas dentro de la universidad, un ámbito históricamente masculino donde a día de hoy sigue sin darse una igualdad efectiva.Además de promover actos propios, Letras Feministas organiza de forma colectiva con otras facultades mediante el Bloque Feminista Estudiantil, por ejemplo con el conocido grupo Brujas Feministas.

Sus actividades se basan en llevar a cabo protestas pacíficas dirigidas, entre otras cosas, a recordar a las víctimas de la violencia machista, a cuestionar la presencia de la iglesia católica dentro de una universidad teóricamente laica, así como a visibilizar el papel de la mujer dentro de las tareas consideradas socialmente masculinas. 

Desde Fotogénic-as hablamos con una de las representantes de Letras Feministas, María Page, estudiante de periodismo, para tratar cuestiones en torno al feminismo en la sociedad en general y en los medios de comunicación en particular. Forma parte de la iniciativa desde que comenzó sus estudios, aunque su compromiso con el feminismo viene de mucho antes. María es joven, crítica y reivindicativa, y tiene energía y ganas para cambiar, si no el mundo, sí el entorno que le rodea.
 
María Page, representante de Letras Feministas
Opina abiertamente que la universidad es un espacio machista. Lo hace basándose en estadísticas y datos, así como en su propia experiencia. "Simplemente hay que pensar cuántos rectores de universidad en España son mujeres... Y me apuesto lo que quieras a que cualquier universidad de nuestro país tiene más profesores que profesoras", dice con seguridad.

Si hace un balance general, no considera que la facultad genere una gran cantidad de periodistas machistas, pero tampoco los elimina por completo. "Asignaturas como Comunicación y Género, que bajo mi punto de vista deberían ser obligatorias y no optativas, significan que ha habido un cambio hacia una comunicación inclusiva", comenta aludiendo a la evolución que ha sufrido la Facultad en las últimas décadas. 

Respecto al ámbito del periodismo no tiene dudas al afirmar que no existe la igualdad: desde los docentes que imparten las asignaturas hasta los empresarios que contratan a los profesionales; el mundo del periodismo está plagado de machismos"Decir que el periodismo es machista no quiere decir que todos los trabajadores sean hombres o que haya una exclusión total de las mujeres en este campo", aclara. 

Considera que el periodismo ha sido machista de forma histórica y lo sigue siendo a día de hoy debido al problema que tiene para incluir a la mujer en el mundo laboral. Esto se refleja en la cantidad de mujeres periodistas que ocupan un puesto en los medios de comunicación frente a las que hay en las facultades. Mientras que en las aulas se observa una mayor cantidad de mujeres, la presencia del género femenino brilla por su ausencia en los puestos de responsabilidad, ya que se ven relegadas a un segundo plano por los hombres.

"La mujer dentro del periodismo se está viendo como un elemento de cara al público. Tú pones un cebo en la televisión, que es donde más aparecen las mujeres, para que la audiencia vea un cuerpo, una sonrisa, una cara bonita; y que a parte sea una buena periodista. Pero si vas a una radio el número de locutoras es mucho menor, y en la prensa escrita el número de redactoras, de 'soldados rasos', no es equiparable con el de hombres", relata María con la destreza de una futura comunicadora.

"Poco a poco esta balanza se tiene que ir igualando en los medios de comunicación. ¿Por qué no ha ocurrido hasta ahora? Porque el periodismo no es más que un reflejo de la sociedad, y no existe una igualdad real", sentencia.

María Page, representante de Letras Feministas
Llegados a este punto, se centra en el uso del lenguaje y comenta el conocido debate acerca del desdoblamiento. "Existe un fuerte machismo dentro del lenguaje, es cierto que no es un tema primordial para cambiar las cosas, pero ¿por qué no hacerlo? El lenguaje avanza conforme lo hace la sociedad y el objetivo es crear una forma de hablar para todos y para todas".

No sólo es partidaria de este lenguaje inclusivo sino que además lo pone en práctica en su día a día con una naturalidad sorprendente. "Me parece que todos los cambios que busquen la igualdad de género son positivos. A mí no me cuesta nada, he vivido un proceso de aprendizaje para hablar de esta forma y ahora me parece normal".

Explica que al igual que la sociedad, el machismo también ha sabido evolucionar, volviéndose más discreto y sutil. "El machismo ya no puede decir que el lugar de la mujer está en la cocina; es un movimiento inteligente que ha sabido adaptarse a los tiempos: ahora tenemos las diferencias de salarios, los porcentajes de contrataciones de hombres frente a mujeres, el número de puestos de responsabilidad ocupados por mujeres, etcétera son solo algunos ejemplos".

En este sentido, María se detiene en los micromachismos: pequeñas acciones que discriminan al género femenino pero pasan desapercibidas debido a la arraigada mentalidad patriarcal de nuestra sociedad, tal como explica María. "Son gestos que no debemos permitir; hay que saber detectarlos y frenarlos porque es la única forma de lograr una igualdad real".

La labor que realizan día a día agrupaciones como Letras Feministas y personas como María en concreto, suponen una gran ayuda para el feminismo. Encontrar mujeres y hombres en la universidad que reivindiquen la igualdad con ese aplomo y dedicación es todo un ejemplo a seguir por el resto de la sociedad. Letras Feministas es sinónimo de inconformismo, de fuerza y de evolución. Las semillas que plantan hoy serán los frutos de mañana: ojalá pronto la sociedad sea realmente un espacio libre de discriminaciones. 

martes, 12 de abril de 2016

Reseña sobre un exposición: Julia Margaret Cameron en Mapfre

El legado de Julia Margaret Cameron (1815-1879) llega a Madrid con una amplia exposición formada por más de cien instantáneas de la fotógrafa inglesa, considerada como uno de los nombres más importantes e innovadores de la fotografía del siglo XIX. Organizada por el Victoria and Albert Museum de Londres en colaboración con la Fundación Mapfre, la muestra está comisariada por Marta Weiss, conservadora de fotografía del museo inglés, en conmemoración del bicentenario del nacimiento de la autora. 

Por supuesto, Fotogenic-as no podía perder la oportunidad de hablar sobre una de las mujeres pioneras y más reputadas de la historia de la fotografía. Desgraciadamente en la exposición no se permitía hacer fotos, de modo que en cada apartado se incluyen enlaces a la página de Mapfre para poder disfrutar de las imágenes. 

Entrada a la exposición de Julia Margaret Cameron

Reconocida por la intensidad de sus retratos, Cameron hizo posar ante el objetivo de su cámara a familiares, sirvientes y amigos, entre los que se incluían escritores, artistas y pensadores de la selecta alta sociedad británica. Amadas y odiadas a partes iguales, sus fotografías rompen con todas las reglas establecidas hasta el momento haciendo gala de técnicas poco convencionales que emplean imperfecciones como arañazos, manchas y desenfoques como muestra del proceso creativo, que no empañan sin embargo la belleza de sus composiciones.

“Aspiro a ennoblecer la Fotografía, a darle el tenor y los usos propios de las Bellas Artes combinando lo real y lo ideal, sin que la devoción por la poesía y la belleza sacrifique en nada la verdad.”

La exposición se abre con esta afirmación de la fotógrafa, que reivindica el género como un arte. Las aportaciones de Cameron fueron un soplo de aire fresco para el panorama artístico del momento, que no siempre supo comprender sus novedosos y arriesgados métodos. Además, su gusto por los retratos de corte artístico y su modo de suavizar la realidad, haciendo un tratamiento individualizado de cada obra, la convierten en uno de los grandes exponentes del Pictorialismo, la escuela fotográfica que asume los rasgos de la pintura y los traslada a la fotografía.

La muestra se encuentra dividida en cinco secciones que sitúan las fotografías según su temática a lo largo de dos habitaciones de aspecto sobrio. Con una luz tenue y colores oscuros en las paredes, las imágenes enmarcadas destacan en la sala captando toda la atención del espectador, que solo queda distraída durante el paso de una estancia a otra, separadas en dos pisos mediante una escalera que rompe con la atmósfera que la exposición consigue crear.

El apartado inicial se corresponde con la toma de contacto de la autora con la fotografía, con la que se topó de manera fortuita a los 48 años de edad cuando su hija y yerno le regalaron una cámara para luchar contra el tedio de su día a día en un pueblo llamado Freshwater, ubicado en la isla de Whire, lugar en el que se había asentado la familia en 1860. Rápidamente se vuelca en la fotografía con una energía y dedicación inagotables que le llevan a convertir su gallinero en un estudio fotográfico. La artista comenzó así una prolífera época que pronto vería su recompensa al ser expuestas varias de sus creaciones en el South Kensington Museum de Londres, actualmente conocido como Victoria and Albert Museum, apenas dos años después del comienzo de su aventura. 

Precisamente bajo el título de "Del primer éxito al South Kensington Museum" se agrupan los tres grandes temas iniciales que le acompañarían a lo largo de toda su vida y en los que introduciría de manera ágil su peculiar estilo: los retratos, las madonnas y las fantasías con efecto pictórico.

En sus retratos experimentaba con una iluminación intensa y composiciones de primeros planos, y tendía a colocar a los modelos que posaban para ella de perfil, como es el caso de Annie (1865), una fotografía que realizó solo un mes después de iniciarse en la fotografía y que considera su primer éxito. La imagen es nítida en el primer plano ocupado por la niña y está desenfocada en el fondo, dando muestra de su capacidad técnica. La mirada de la pequeña sale de la imagen, evitando mirar al espectador, como ocurre en la mayoría de sus obras. La iluminación que entra por la derecha remarca las suaves facciones de la niña y aporta una luz que se suma a la que aparece desde detrás, donde se encuentra el punto de fuga de la fotografía. Los ojos de la muchacha son el punto más importante de la instantánea, el centro informativo, y respeta perfectamente las reglas de la composición.

La muestra de las Madonnas son representaciones de la Virgen María y el Niño Jesús que ponen de manifiesto la ferviente religiosidad de Cameron. Madre de seis hijos y cristiana devota, la fotógrafa pretendía captar imágenes que elevaran el espíritu y fueran moralmente intachables como ocurre en La sombra de la cruz (1865) o Devotion (1863). Las fantasías con efecto pictórico, por su parte, tratan temas alegóricos y narrativos inspirados en el arte renacentista y el medievo, creando fotografías estéticamente muy similares a la pintura de la época, como Cupido y Psique (1865), que acarrearon numerosas críticas por los artistas del momento.

“Electrizar y sorprender” es el nombre de la segunda sección de la exposición que recoge la evolución de la artista cuando comienza a trabajar con primeros planos de bustos de gran tamaño y retratos de mayores dimensiones, menos precisos pero más penetrantes emocionalmente, con la intención de captar los sentimientos de los modelos y transmitírselos a quien lo observe. Con gran entusiasmo y poca modestia, la fotógrafa escribía cartas al director del South Kensington Museum buscando el reconocimiento que merecía su innovación.

“Le escribo para preguntarle si expondría unas copias de mi última serie de fotografías con las que pretendo electrizar y sorprender al mundo. Confío en que no sea una vana ilusión mía decir que ¡nunca se han hecho fotografías como esta y nunca serán superadas!”

En este apartado se incluye Julia Jackson (1869), obra maestra de Cameron que sirve como presentación de esta exposición. Se trata de su sobrina y ahijada Julia, a la cual retrata en numerosas ocasiones ya sea encarnando algún papel religioso o literario, o como ella misma.  La mirada penetrante de la joven atrapa al espectador, que difícilmente podrá apartar la vista de los ojos de la modelo. Destaca la luz fuerte sobre el lado derecho del rostro, que divide la imagen en dos mitades simétricas. El fondo oscuro y las ropas de la chica crean el efecto de que el busto flota en el aire, gracias al perfecto encuadre que sitúa a la joven en el centro de la fotografía en una pose que solía reservar para sus modelos masculinos.

Las palabras de Cameron en una carta al fundador del museo londinense dan nombre de nuevo a la tercera parte de la exposición. “Fortuna además de fama” representa una época de precariedad económica en la familia de artista en la que necesita obtener beneficios de su labor.

“Gracias a su generoso préstamo de esas dos salas es probable que consiga fortuna además de fama, pues una mujer con hijos que educar ¡no puede vivir solo de fama!"

Con el objetivo de añadirle valor a sus fotografías la artista comienza a autografiar alguna de sus obras en las que aparecen figuras destacadas de la época como Darwin o John Herschel intentando plasmar la grandeza del espíritu al mismo tiempo que las facciones del rostro.

John Frederick William Herschel (1867) es un retrato realista que no pierde el carácter alegórico de sus etapas anteriores. El matemático y astrónomo aparece iluminado directamente en el rostro, de manera que se acentúan los signos de la edad. La mirada, de nuevo ausente y saliendo del cuadro, es un elemento fundamental de la fotografía de Cameron, que invita a quien la observa a pensar en qué hay fuera del encuadre. El fondo y la ropa oscura le ceden el protagonismo a la cara y el pelo del hombre, con cierto aire de locura, que se sitúa ligeramente a la izquierda del centro de la fotografía. Una línea diagonal atraviesa el cuadro desde la esquina superior izquierda hasta la inferior derecha debido a la posición en la que se encuentran la nariz y el hombro del científico. La instantánea connota tristeza, ternura e incluso la admiración que Cameron sentía por el modelo.

El esfuerzo y la autocrítica consiguieron que la autora evolucionara durante toda su vida dejando algunas obras para la posteridad que en su momento llamaron la atención por sus supuestos fallos. “Sus errores eran sus éxitos” es la cuarta sección de esta recopilación fotográfica que incluye obras tan controvertidas como La mujer sunamita y su hijo muerto (1865), que despertaron la crítica de sus contemporáneos. Sin embargo, Cameron también tenía sus partidarios, quienes consideraban su aprendizaje e innovación como un avance de la fotografía.

La muestra termina con una pequeña selección de fotografías de autores coetáneos a Julia Margaret Cameron, entre los que se encuentran Geoffrey Bevington, John Murray o Lewis Carroll. De esta forma queda patente la novedad del trabajo de la artista, que contrasta notablemente con el estilo clásico de los demás fotógrafos. 

DESDE MI PUNTO DE VISTA... 


El conjunto de la exposición traslada a quien la visita a un ambiente de otra época gracias a los tonos sepias de las fotografías y su aspecto envejecido y descuidado. Sorprende descubrir que, ciento cincuenta años después de su primera exposición, las fotografías de Julia Margaret Cameron siguen despertando la curiosidad y el recelo de muchos espectadores, que no logran comprender las innovaciones que la artista planteaba. Los arañazos, manchas y desenfoques son fruto de una cuidada técnica aunque justo pudiera parecer lo contrario, y denotan el trabajo previo, sumándole años e historias a cada una de las instantáneas. El desenfoque, que en un primer momento puede parecer violento, termina por convertirse en agradable a la vista de los espectadores, que descubren nuevos matices en cada foto según avanza el recorrido.


La incorporación de otros artistas enriquece la exposición al permitir una rápida comparación entre dos formas muy diferentes de hacer fotografía. De esta forma, es imposible dudar del carácter pionero de Cameron en esa época, que consiguió convertir un pasatiempo propio de una mujer bien posicionada socialmente en un estilo diferenciado de novedoso arte.

FICHA DE LA EXPOSICIÓN 
Julia Margaret Cameron
Fotografía s. XIX, Inglaterra
¿Dónde?
C/Bárbara de Braganza 13, Madrid
Sala de exposiciones Mapfre
¿Cuándo?
Del 15 de marzo al 15 de mayo
Lunes 14:00 - 20:00; Martes - Sábado 10:00 - 20:00; Domingos y festivos  11:00 - 19:00
¿Cuánto?

Entrada 3€; Lunes gratis

jueves, 7 de abril de 2016

Mujer al volante...

"Mujer al volante, peligro constante". Geli ha escuchado esta frase hasta la saciedad desde que comenzó a trabajar como taxista en Madrid hace más de diez años. Cuando eligió esta profesión como medio de vida sabía que se enfrentaría a largas jornadas de trabajo, clientes problemáticos y conductores descuidados; pero nunca pensó que fuera a toparse con el machismo.

Mujer al volante...
Tradicionalmente conducir ha sido cosa de hombres, no hace tantos años que las mujeres ni se planteaban sacarse el carnet y ¡mucho menos ganarse la vida conduciendo! Sin embargo algunas se atrevieron a pisar el acelerador, no solo en sentido literal, obviamente. Argelia Rábano, aunque todos la conocen como Geli, fue una de ellas. Se presentó al examen y aprobó a la primera, "así que no debía hacerlo tan mal", bromea. 

Ahora cuenta con 30 años de experiencia al volante, 12 de ellos como taxista, y reconoce que la suya es una profesión muy masculinizada. "La mayoría de mis compañeros son hombres, pero no suele ser un problema porque todos nos llevamos bien". Nos cuenta cómo poco a poco ha entablado amistad con varias personas del mismo gremio, entre los que colaboran todo lo posible. "Normalmente no necesitas ayuda de nadie, pero está bien tener contactos por si hay alguna emergencia o algún problema... ¡Trabajando con el coche nunca se sabe lo que te puede pasar!".

Mujer al volante...
El problema, según nos explica Geli, no está tanto dentro de la profesión ("ojo, ¡que también!") como fuera. "Cuando estás todo el día en la calle te encuentras con gente muy diferente, y ya se sabe cómo somos todos con el coche, que nos creemos que conducimos muy bien, que el fallo siempre ha sido del otro, Y tener un fallo al volante siendo mujer, es motivo más que suficiente para que muchos individuos crean que pueden decirte cualquier barbaridad", relata casi como si le divirtiera la situación.

"Al final te acostumbras y cuando te gritan esas cosas miras hacia otro lado y sigues a lo tuyo", explica refiriéndose a los insultos machistas que reciben las taxistas mientras desempeñan su trabajo por el mero hecho de ser mujeres. Al fin y al cabo, qué otra cosa pueden hacer.